Al
acecho
Noemí
Sabugal
ISBN:
9788498778281
Formato:
Tapa dura– 440 Pág.
Editorial:
Algaida
En marzo de 1936 Madrid es
una ciudad convulsa tras la reciente victoria en las elecciones del Frente
Popular. En un céntrico callejón aparece una niña de catorce años estrangulada,
cuyo cadáver muestra un decoro inusual: un lazo perfecto en el cabello, las
manos cruzadas sobre el pecho, el vestido bien estirado sobre las piernas
rígidas. Y no será la última. Julián Fierro, inspector del cuerpo de
Investigación y Vigilancia, se enfrentará a estos casos de asesinato en una
ciudad crispada, donde los atentados y enfrentamientos son el preludio de un
inminente golpe militar.
A
veces, dejar pasar el tiempo hasta empezar una novela puede ser un punto a
favor. Porque es posible que coincidan, como me pasó, varias reseñas muy
positivas que te crean expectativas. Si lo coges en ese momento y luego no te
gusta tanto, malo. Para mí el instante perfecto es aquel en que alguien te dice
que no le ha convencido del todo. Porque entonces es cuando sabes que debes
formarte una idea propia.
Para
mí, Al acecho es una novela que hay que
coger teniendo en mente dos ideas: género y ambientación. Porque no es ni lo
uno ni lo otro lo que la definen como obra, sino una combinación de ambos. Porque
no es una novela negra que podamos leer pensando en un caso con resolución, ni
una historia que nos cuente la visión del Madrid en los meses que estalló la Guerra
Civil.
De
hecho, su trama pierde la gracia sin la ambientación, y la ambientación la
pierde sin la trama. Creo que casi todos estamos cansados de leer novelas
historias de este periodo. Y novelas negras hay a patadas, la verdad. Por eso
me ha gustado la combinación entre ambas y la esa forma pausada de llevarlo.
El
protagonista indiscutible es el inspector Fierro, que acapara toda la atención.
Y resulta ser un personaje un tanto peculiar, porque en una España donde parece
que eres fascista o republicano, él no es nada. No cree en nada, ni en nadie.
No toma partido, ni le interesa el mundo más allá de lo esencial. Así que es
frio y distante, aunque no sabemos muy bien porqué.
El
hecho de ir ahondando su psicología, su pasado y sus razones; adquiere mucho peso
dentro de la novela. Pequeños fragmentos de recuerdos se van colando en la narración
donde vamos definiéndolo a la vez que lo acompañamos en su oscura vida. Y
personalmente a mi me ha gustado, a pesar de que no creo que sea un personaje
por el que debamos sentir verdadera simpatía. Yo me he encontrado comprendiéndolo,
aunque no aceptándolo. Porque aunque no lo reconozca, en su acciones hay mucho
de dolor, de sufrimiento y un escudo protector mezcla de apatía y cismo. También
veo ira contenida contra el mundo y posiblemente contra sí mismo. Quizá lo que
sienta por el sea pena, aunque seguramente él no la aceptaría de ningún modo.
No
es de extrañar que precisamente por esto, el ritmo de la novela sea bastante
pausado y en ocasiones la propia trama criminal quede en un segundo plano. En
ese sentido adquiere un corte bastante clásico, sin avances trepidantes que nos
lleven de cabeza al asesino. Es cierto que eso puede echar para atrás a
aquellos que lleguen a Al acecho
buscando una historia trepidante, incitados por la descripción de unos
asesinatos macabros. La resolución es lenta, como es lógico pensar en un
periodo en el que no existía la identificación por ADN, y en el que poco
importan unas niñas cualesquiera frente a un conflicto bélico inminente.
Mi
opinión quedaría coja si no recalcara la gran labor de documentación realizada,
incluyendo en ocasiones alguna imagen de periódicos de la época. Todos sabemos
los hechos históricos, aunque pocas veces leemos sobre la verdadera sensación en
las calles. El miedo, el caos, la inseguridad y la incomprensión. Eso es lo
realmente logrado y merece destacarse. Y no esperéis que se tome partido por ningún
bando, porque no lo hará. Al igual que Fierro intenta permanecer imparcial en
un momento en el que casi se exige pertenecer a algún lado, no nos va a
analizar los hechos concretos que desencadenaron la situación, sino la evolución
de las calles, del Madrid normal y corriente.
Puede
que mucho lo aporte la prosa, casi poética de Noemí Sabugal. Donde muchas veces
toman el control las sensaciones en lugar de las acciones, y nos vemos metidos
de lleno. No es una lectura ágil en el sentido de que las páginas vuelen sin remedio,
pero a pesar del gran uso de metáforas y realidades veladas, no existe una sensación
de estancamiento que nos impida seguir leyendo. Querer saber más, conocer más y
sentir más.
Y
casi al final, es donde entra el ligero conflicto de impresiones que me generó
la novela. Por eso la he dejado reposar un par de semanas e imparcialmente
puedo analizarlo desde dos puntos. Por un lado, la propia resolución del caso
me ha parecido un poco… floja. Floja en el sentido de que lo vi venir, que era
algo relativamente predecible, incluido la ultima especie de giro antes de
llegar al asesino. Aunque lo que realmente no me vi venir fue el verdadero final,
el desenlace de la novela. Muy a pesar de que creía haber entendido a Fierro,
al final resultó ser más complejo de lo que esperaba. Así que ha sido un punto
a favor por uno en contra: quedamos a pre.
Y
para variar un poco, en lugar de concluir con un resumen de mis impresiones, lo
dejo con el poema que da nombre a la novela y la define:
He regresado al tigre.
Aparta, o te destrozo.
Hoy el amor es muerte,
y el hombre acecha al
hombre.
El
hombre acecha de Miguel Hernández
Casi no me acordaba ya de esta novela....creo que la tenía apuntada, el género me gusta...pero ahora como que ya no me atrae tanto como cuando salió.
ResponderEliminarUn beso!
Yo fui de las que la cogí con las expectativas altas y me decepcionó un poco. La historia está bien, la prosa también, pero por momentos se me hizo lenta y aburrida.
ResponderEliminarBesos
A mi me pareció normalito, la verdad que esperaba más pero hay un momento en que se para y le cuesta mucho volver a coger el ritmo
ResponderEliminarBesos
Por un motivo u otro voy relegando su lectura y sé que me va a gustar por lo que comentas en cuanto al género y a la ambientación, sin olvidarnos de la documentación, que se ve como parte fundamental de la novela. Espero leerla, a lo más tardar, durante el otoño. Besos.
ResponderEliminarYo guardo muy buen recuerdo de esta novela. Me gustó más que a ti pero sí que es verdad lo que dices de las expectativas. Son muy traicioneras. Besos
ResponderEliminarA mí me gustó muchísimo esta novela, tanto la historia como la ambientación, estuve enganchadísima
ResponderEliminarBesos
A mí no me llama, esa portada me suena a novela juvenil, creo que no fue la más acertada.
ResponderEliminarEste libro ha ido entrando y saliendo de mi lista de deseos desde el año pasado según iba leyendo. Al final, se queda fuera.
ResponderEliminarBesos
Sin llegar a ser una de las mejores lecturas del año la disfruté y me gustó.
ResponderEliminarEs un libro que me gustó por su ambientación, pero la historia en sí me pareció flojita.
ResponderEliminarBesotes!!
Pues tu opinión me reafirma en la intención de leer esta novela. Me gusta lo que cuentas.
ResponderEliminarUn beso.
Creo que de momento lo dejo pasar =)
ResponderEliminarBesotes
Leí buenas reseñas hace tiempo sobre el libro y lo tenía ya anotado, pero tanto pendiente, no llego a todo...
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