Los tiernos lamentos
Yoko Ogawa
ISBN: 978-84-941475-6-2
Formato: Rustica con solapas– 320 Pág.
Editorial: Funambulista
Herida por la infidelidad de
su marido, la joven Ruriko, calígrafa de profesión, decide dejar Tokio y
refugiarse en un chalé familiar en las montañas, donde tratará de recobrar el
sosiego.
No lejos de allí vive Nitta, un conocido
pianista que en su día dejó de tocar por inexplicables razones, reconvertido
ahora en fabricante de clavecines, un hombre del que emana una gran calidez y
paz interior que fascinan a nuestra protagonista.
Nitta va siempre acompañado de su perro ciego
y sordo, y de Kaoru, una joven enigmática, obsesionada por los clavecines, que
lo ayuda en su trabajo.
La calígrafa se pregunta por la relación entre
estos dos seres al tiempo que teje con ambos unas relaciones que van mucho más
allá de la amistad.
Mi
relación con Yoko Ogawa es tormentosa. No llega exactamente al amor-odio que
tarde o temprano termina rompiéndose, pero es peculiar. Cuando leí La formula
preferida del profesor, me quedé totalmente prendada de esta autora japonesa
que luego me dio otras alegrías como El perfume de hielo. Pero según
Funambulista fue editando más de sus obras, cada vez se hicieron más
perturbadoras y complejas, y los finales me dejaban a cuadros… porque no me
enteraba de nada. Son historias raras, como extraña nos parece la cultura
japonesa a nosotros. Y es por eso por lo que al final siempre me quedo con esa sensación
al terminar uno de sus libros.
Pero
esta vez es distinto porque esta vez comprendo la historia aunque no haya
escrito directamente las palabras que yo he entendido. Se trata de una historia
mucho mas intima que se puede resumir perfectamente en las pequeñas cosas que
Ruriko va viviendo durante su aislamiento voluntario en la casa de veraneo de
sus padres. Porque tiene la cabeza hecha un lio después de descubrir que su
marido la engaña. Allí conoce a alguna gente un tanto peculiar e inicia una
serie de relaciones igual de peculiares con ellos.
Y
digo peculiares porque los personajes son como les ha enseñado su cultura
japonesa: hermético y comedidos. Por eso, nadie dice nada fuera de lugar. No te
echan de su casa si has llegado en mal momento. No expresan sus sentimientos y
los diálogos son escasos. Todo bulle por dentro aunque por fuera no pasa nada.
Porque
en el fondo esta es una novela de sentimientos escondidos y por tanto, se debe
leer entre líneas ya que ninguno de ellos es claro a la hora de expresarse. Y
en absoluto ayuda al respecto el hecho de que está narrado en primera persona y
la mayoría de las veces ni la propia protagonista reconoce lo que siente.
Así,
toda la historia está construida a base de anécdotas y pequeños episodios de lo
que sucede durante esos meses en los que nos vamos creando una imagen de los
personajes y las relaciones que los unen. Lo curioso es que a pesar de lo que
no se dice, la definición es muy clara y al final somos capaces de comprender
su personalidad a la perfección.
Porque
descripciones en sí mismas, no hay muchas. Al menos no del ambiente o del paisaje o de la casa. Pero si de
pequeños detalles (como en las películas asiáticas que tienen tanta música y
tan poco dialogo) como el movimiento de una mano o el sonido de un clavecín.
Lo
curioso es que en las novelas de Ogawa siempre fue recurrente el tema de las matemáticas
y el deporte. Sin embargo en este caso recurre a la música y la comida para
unir a los personajes. ¡Y vaya personajes! Si además de herméticos son muy característicos:
un músico escondido en medio del bosque que fabrica instrumentos que ya apenas
se usan, joven chica que come por cuatro personas, la obesa dueña del hotel que
cría pavos reales,…
En
ese sentido casi podría compararla con Amelie Nothomb y no andaría tan
desencaminada. Ambas mujeres, ambas con una literatura muy peculiar, con buena
parte de su vida vinculad a Japón,… Ella es otra de mis autoras favoritas y no
hay libro que salga que no haya leído. Por supuesto, creo que uno debe estar
muy dispuesto para adentrarse en el mundo de estas dos mujeres, que es complejo
más allá de sus obras más sencillas y conocidas.
Y
así, sin darnos cuenta y habiendo pasado unas pocas cosas (que tampoco son tan
pocas), llegamos al final. Un cierre que en el fondo estábamos esperando porque
no podía ser de otro modo, pero en el que realmente sentimos la necesidad de darle
un par de golpes a cada uno y decirles que se abran más. Pero entonces no tendríamos
novela…
En
su conjunto, es una obra que destila tristeza y soledad pero a la vez ilusiona
con nuevos comienzos y proyectos. Hay muchas cosas no dichas y deseos de
contacto humano, de sentirse querido y encajar en algún lugar.
Yo
la recomiendo sin duda porque es una obra muy bonita y reconciliadora con la
autora que ha salido con Los tiernos lamentos de su dinámica de los finales
desconcertantes. Además, si os gusta la música, está llena de continuas
referencias como su propio título, que viene de una obra de musical que cuando
encuentre un video os colgaré justo aquí debajo. Porque debe sonar realmente
triste… pero bonita, al igual que la novela.
La fórmula me encantó pero las otras dos novelas que he leído me parecieron, como bien dices, raras. Así que, de momento, no me ánimo con ésta
ResponderEliminarBesos
Tengo ganas de leer algo de esta autora, pero no se con cual comenzar, tengo anotada la de La formula preferida del profesor, pero esta no pinta mal tampoco, gracias por la reseña, besotes
ResponderEliminarLa tengo en la lista de los pendientes.
ResponderEliminarHola Xula.
ResponderEliminarYo leí la formula preferida del profesor y el embarazo de mi hermana, ambas me gustaron mucho. Me gustaría leer más novelas de esta autora, me llaman la atención: la piscina y esta que acabas de reneñar. Yo te recomiento otra autora japonesa que me gusta mucho llamada Hiromi Kawakami, seguro que te encantará.
Por cierto, muy buena reseña.
Saludos.
A mi no termina de llamarme del todo..
ResponderEliminarPues tengo que seguir con este autor, lo haré con el que nos traes. Me gusta
ResponderEliminarBesos
YO leí "La fórmula preferida del profesor" y "El perfume de hielo", y me gustaron. Y confirmo lo que decías de ellos. EStá interseante ver cómo en esta obra rompe un poco con su estilo. Me gusta.
ResponderEliminarSAludos
Me pasa como a ti, que tengo una relación de amor-odio con la escritora. Este libro me quedó algo fría al acabarlo, así que no es de los que más me gustaron.
ResponderEliminarEs que la relación con esta autora es difícil. Tiene obras muy raras que cuesta terminar comprendiendo. Pero cuesta también dejarla. Tiene algo que se cuela y que te termina gustando. Y necesitas volver a ella. Este libro, indudablemente, me lo apunto.
ResponderEliminarBesotes!!!
No he leído nada suyo, tengo pendiente todavía La fórmula... luego, si me convence, voy por este, aunque la comparación con Nothomb... solo leí uno y no me convenció mucho.
ResponderEliminarBesos
No me convence mucho, la dejo pasar.De todas formas gracias por el aporte.Un saludo
ResponderEliminarSí es cierto que Nothomb y Ogawa tienen ciertas similitudes. Pero, y mira que Nothomb me gusta, sin embargo considero que hay más riqueza (y sobre todo más variedad) en las obras de Ogawa, quizás que percibo últimamente a Nothomb como estancada. Si tuviera que elegir ahora mismo, casi me quedo con Ogawa, aunque también es una autora de la que he leído menos libros, lo mismo si hubiera leído los mismos que llevo de Nothomb tendría la misma sensación de que está estancada. Ya veremos, porque tengo unos cuantos suyos esperando para ser leídos.
ResponderEliminarBesos
Gracias por la reseña. No conocía a esta autora.
ResponderEliminarBs.
El año pasado me estrené con la autora con "La fórmula preferida del profesor" y me gustó, aunque sin entusiasmarme. Reconozco que las partes en la que trataba el tema del béisbol se me hacían bastante pesadas, como que me sobraba tanto detalle. De todas maneras, me gustó la escritura de Ogawa y me dejó con ganas de probar algo más.
ResponderEliminar1beso:)
La formula preferida del profesor me gustó mucho,asi que tengo ganas de volver a leer algo del autor
ResponderEliminarA mi, Yoko Ogawa, ne parece una verdadera revelación
ResponderEliminarMe encanta no sólo está obra sino La fórmula... Lecturas de los rehenes, La residencia de estudiantes.... son auténticas obras de arte. La literatura, a mi modo de ver, no es más que disfrute y sensaciones.... Yoko a ni me lo aporta