No
hace falta que os diga que llevo un tiempo estancada, y no solo a la hora de
escribir, que en estos días me cuesta más porque a mí la primavera siempre me
deja atontada. Sino que últimamente leo menos en todos los aspectos: si mi
media es terminar un libro en un par de días, en esta época me lleva casi una
semana y me vuelvo más intransigente con todo.
De
hecho, hay un libro que lleva en mi lista de lecturas varios meses y no consigo
avanzar. No es porque no me guste, sino por un problema que cada vez más me
encuentro en las nuevas publicaciones: la maquetación.
Antes,
me reía cuando oía a mi madre quejarse de las letras de los libros (hace unos
años que tuvo que poner gafas para todo). Y ahora es a mí a la que le molesta. Veo
muy mal de lejos, pero puedo leer perfectamente. Mi problema va más allá de si
la letra es grande o no: la importancia es como editan el texto.
Creo
recordar que en el instituto nos hicieron mucho hincapié en lo esencial que era
una buena presentación además de un buen contenido: un examen que está
perfecto, pero todo comprimido y con una letra desastrosa, hace que el profesor
tenga más reticencia a leerlo. No os cobramos por el papel, me dijeron alguna
vez.
Luego
en la carrera, y ya años después trabajando, siempre dediqué mucho tiempo a
maquetar los documentos. Un estilo de letra adecuado (adiós al comic-sans) y unos
márgenes amplios son esenciales para dar una sensación de limpieza y claridad en
un golpe de vista. Porque aunque nos digan que no, todos nos dejamos llevar en algún
momento por la primera impresión: desde como viste un chico/a que está en la esquina de ese bar,
hasta la portada del libro que tienen en las mesas de novedades.
Muchas
veces me paso por las librerías de segunda mano, y en ese caso me fio de los
precios. Una novela por 1-2 euros es un chollo que muchos no podemos dejar
pasar. Aunque luego nos pase factura... Por ejemplo, hace algo más de un año
compré Tranvía
a la Malvarrosa, por 50 céntimos. Vale, es cierto que el libro no me gustó
demasiado, pero fue aun peor la maquetación que tenía:
Evidentemente
esta edición tenía apenas 130 páginas y un papel de no muy buena calidad.
Teniendo en cuenta lo que me costó, no puedo quejarme. Pero yo me pregunto ¿Tan
caro les sale el papel como para tener que economizar espacio de una forma tan
drástica? De esta manera lo que han conseguido es que huya despavorida cada vez
que vea uno de sus libros editados.
Con
unos buenos márgenes, y una presentación amplia, tal vez se duplique el volumen
aunque no por ello creo que se duplique el coste de producción. Sin embargo,
nos reducen el espacio, pero los precios se mantienen. Hoy en día casi me
apetece llorar de alegría cada vez que llega a mis manos una joya como las que
editan en Funambulista, donde el tamaño es casi bolsillo y el papel de calidad
además de bien diseñado su interior.
Quizá
por todo esto, cada día soy más adepta del libro digital. Además de la
comodidad que me supone poder tener el archivo cuando quiera a mano (que se me
retrasa del autobús 3 minutos, pues saco el móvil; que tengo que esperar en el
portal de un amigo a que baje… otro tanto de lo mismo) también me permite darle
el formato que quiera: más espacio, más grande… incluso cambiarle la tipografía
en algunos casos.
Y
cuando estoy con mi libro en papel (porque siempre tengo dos empezados, uno en
cada formato) a veces me digo: ¿Por qué no regalarán el archivo con la edición en
papel? De esta manera podría suplir las deficiencias que encontremos y hacernos
la vida más cómoda. Yo, estaría dispuesta a pagar un plus por ello.
Puede
que esta crisis lectora tenga que ver con saturación mental, o exceso de
pendientes, o simplemente porque sí, porque iba tocando una fase de estas. Pero
ahora que estoy leyendo Y
entonces sucedió algo maravilloso, que no es muy voluminoso pero no está
condensado, que es fluido de leer y tiene un maquetación correcta y se puede sujetar
bien con las manos… entonces es cuando me pregunto porque las cosas no se harán
bien desde el principio.
Mientras
tanto, seguiré leyendo más en digital porque me soluciona estos problemas que
no deberíamos tener. Y espero salir pronto de este bache blogueril…