¡Buenas a todos!
Han pasado tres años, que se dice rápido. Tres años en los
que intermitentemente me he planteado volver, pero que nunca se ha dado. Tres
años en los que me he dedicado a leer y trabajar. A veces más trabajar que
leer, y sobre todo este último año ha sido catastrófico. Días en los que me era
mucho más sencillo verme una serie que gastar la vista leyendo. Muchos viajes,
y pocas a veces pocas horas de sueño.
Estas Navidades cogí todos los días que tenía acumulados y
estuve más de 20 días de vacaciones. Tiempo en el que descansé, volví a hacer
ejercicio, me enganché a Twitter de nuevo (…ejem…) y sobre todo volví a leer.
En esos 20 días casi había leído tanto como en los primeros 5 meses de 2018.
Entonces un día encontré la convocatoria del reto de Mónica,
recordé que era uno de los que más me gustaban. Pero, claro, para apuntarme
tendría que volver. Para aquel entonces llevaba 4 días de año y ya 2 novelas
terminadas. Y me vine arriba… Mientras volvía a casa, ya estaba pensando en mis
propósitos particulares para 2019.
Y al volver a casa lo empecé a ver claro y tracé mi plan…
1.
Mis pendientes
Una de las primeras cosas que hice al volver a casa fue
juntar todos los libros que he ido acumulando en este piso, y darme de bruces
con la realidad. Vale, soy una compradora compulsiva de libros y lo reconozco.
Durante los primeros meses aquí me volví adicta al mercadillo de Sant Antoni y
a Gigamesh. Y a varios Re-reads. Y a Tuuulibrería, donde colaboré varios meses.
El resultado fue este…
Mis inmensa pila de pendientes.... |
La lista completa de títulos está en la página de Propósitos
en la cabecera del blog. Buena parte de lo que me propongo es ir sacando de
casa: unos se volverán en pequeños viajes a Asturias donde sigue mi colección
principal. Otros los donaré o regalaré, porque me agobia pensar en una nueva
mudanza a corto-medio plazo con tal cantidad de cosas.
2. Mis hábitos, mi vida
Durante los últimos meses he cogido muy malas costumbres en
todos los sentidos. He recurrido demasiadas veces a comida preparada, he visto
más horas de televisión que páginas leídas, he dejado de ponerme tacones… Cosas
que me hacían ver que no era yo misma.
Desde la “vuelta a la normalidad” me he puesto una serie de
normas de sentido común: no más de un capítulo por la noche, mientras ceno a
partir de las 21.00. El tiempo que me sobre antes y después, es para leer o
hacer yoga, hablar por teléfono o fregar el suelo. ¡Lo que sea! He vuelto a
cogerle el ritmo a las semanas y me siento con ganas.
Todo esto, y haber tomado la decisión de querer moverme.
Buscar otro trabajo, más cerca de casa y donde me sienta más a gusto. Así que echándole
un poco de morro, si sabéis de algún sitio donde busquen un ingeniero de
proyectos… Que no sea por no intentarlo :)
3. Volver a publicar
Pero a mi ritmo. Sin estrés ni compromisos. Yo decido lo que
leo y lo que reseño.
Durante los últimos meses de 2015, antes de dejar el blog de
repente, había entrado en un mal bucle: muchas peticiones, muchos envíos de
editorial. Al final, había dejado de leer lo que me apetecía, sobre todo porque
por aquella época ya no tenía tanto tiempo y mi ritmo bajó bastante.
Por ese motivo he modificado la página de contacto del blog,
lo que no quiere decir que no acepte recomendaciones o alguna actividad pactada,
pero bajo mi criterio y muy dosificadas. Poco a poco, y sobre todo disfrutando
de ello. Ese es mi único objetivo.
Y hasta aquí por hoy. Espero que nos sigamos leyendo por largo
tiempo.