Crímenes exquisitos, de Vicente Garrido y Nieves Abarca

Crímenes exquisitos

Vicente Garrido y Nieves Abarca

ISBN: 9788492929528

Formato: Tapa blanda – 800 Págs

Editorial: Versatil

El cuerpo de Lidia Naveria, una joven de la alta sociedad coruñesa, aparece flotando en el estanque de Eiris recreando la famosa Ofelia de Millais.

¿Qué relación tiene este crimen con el macabro asesinato acontecido meses antes en la Abadía de Whitby?

La inspectora Valentina Negro, con ayuda del famoso criminólogo Javier Sanjuán, liderará una investigación que la llevará a colaborar con Scotland Yard, en una oscura trama a caballo entre A Coruña y Londres.

Lo que nadie puede llegar a sospechar es que en la vertiginosa cuenta atrás para atrapar al asesino, deberán enfrentarse a las obsesiones más inconfesables de la sociedad actual.

Que te recomienden incesantemente una trilogía/serie policiaca ya es estresante, pero ver las 800 páginas del primer volumen encima de la mesa no ayuda mucho. No tengo nada en contra de los tochos, de hecho hubo un tiempo en que los agradecía, pero me echan para atrás en favor de otros algo más livianos. No por nada, pero mis estanterías estan a rebosar y me sabe mal dedicarle casi una semana a una sola novela.

Con Crímenes exquisitos nos demuestra que no tiene por qué ser así: hay tostones de 200 paginas (más de uno y de dos) y otros de casi 1000 que vuelan en un suspiro. Deberían preguntarles a Vicente Garrido y Nieves Abarca como se consigue eso, seguro que a más de uno le interesa el truco para hacerle olvidar que el libro pesa lo suyo. Truco no sé si tendrá, pero cuando uno coge una novela de este corte lo que busca es entretenerse. Y entretenido es un rato largo porque tiene muchos puntos interesantes que te hacen querer seguir leyendo. Para empezar, existen dos tramas independientes que se desarrollan en Londres y en A Coruña. Y a pesar que están relacionadas nos hace saltar de una a otra queriendo siempre volver a la anterior para saber más, sobre todo al principio de la novela.

Y sí, eso ayuda mucho a engancharse, pero sin duda lo que atrae y te hace quedarte son los personajes. Porque ninguna serie criminal que se precie se mantiene mucho tiempo si sus protagonistas no tienen gancho. Y Valentina Negro bastante, con su carácter fuerte y sus capacidades profesionales. Sanjuán es algo más blandito, pero tiene su complejidad y no se amilana ante ella. Como pesos que se compensan en la balanza, así es la pareja de esta novela. Policía y criminólogo buscando respuestas a preguntas difíciles.

Pero no acaba ahí la cosa. En realidad lo que más me ha fascinado del desarrollo de los personajes son los secundarios. Desde las furias adolescentes del hermano de Valentina hasta la megalomanía de Mendiluce, todo es tan creíble y tan bien dibujado que solo se puede aplaudir.  En especial a Sebastián Delgado, que se ha ganado con creces el premio al personaje al que más ganas me han dado de hostiar en los últimos años. Y es un secundario.

Y alrededor de todos ellos se abre pequeñas subtramas que enriquecen a los personajes y a la vez justifican la extensión (¿Os he dicho ya que tiene 800 paginacas?): Valentina con su familia, San Juan con su ex mujer…. Todo ello acaba convergiendo en una especie de hecatombe llena de corrupción, trata de blancas, instintos básicos y grandes ambiciones. Todo muy intenso.

Muy intenso y muy visual, porque no se cortan nada en describir con pelos y señales algunas escenas que pueden resultar muy truculentas: desde una sesión de sado del duro (ríete tú, señor Grey) hasta un asesinato tan macabro que a algunos estómagos sensibles les hará dejar la lectura unos minutos. Sino, haced la prueba y leer solamente el primer capítulo… Todo está impregnado de instintos, de sangre y de pasiones.

Es justo en eso de las pasiones donde entra mi pequeño problema. Para mi gusto, la parte romántica/sentimental es un poco excesiva, robándole en ocasiones el protagonismo a la trama principal. Sera que soy un poco psicópata y a mí me interesaban sobre todo los asesinatos, con los que por cierto, no se han quedado nada cortos.

Al final con todo esto, la documentación tan extensa, y los ambientes tan desarrollados, y los personajes tan complejos, nos volvemos locos para encontrar al asesino. Yo he sospechado y he dado en el clavo, así que he sustituido a la sorpresa que debería haberme llevado por la satisfacción personal de ser tan tremendamente lista. Porque a mí no me engañan, que soy pariente lejana de Jessica Fletcher y ahí había algo que no olía del todo bien…

Una cuestión un poco desagradable que he notado, y creo que no he sido la única, es que en ocasiones reitera demasiado algunas cosas. Como por ejemplo la impresión que causa Valentina (sí, ya sabemos que está muy buena) o la dichosa Moleskine (sí, yo también uso una y son la leche). Por suerte esto se reduce en la segunda parte, Martyrium, aunque también es cierto que es más corta.

Lo que no puedo dejar de matizar (esta vez para bien) es que increíblemente a veces se me olvidaba que hay dos personas tras esta novela. A pesar de que si sabes a qué se dedica cada uno es relativamente fácil intuir que parte ha sido escrita por cada uno, no se nota ningún cambio ni corte ni diferencia de estilo. Es todo muy homogéneo y agradable para el lector. Así que tendré que ir borrando de mi lista de prejuicios las novelas a cuatro manos.

En definitiva, Crímenes exquisitos es una novela de la que se disfruta mucho a pesar de lo larga que pueda parecer. Que tiene de todo y es un poco salvaje. Pero engancha y seguro que te hará querer volver a encontrarte con los personajes. Martyrium ya lo he leído y El hombre de la máscara de espejos me espera muy pronto…

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