En la mira, de Rafael Fernandez de Lara Mateos

En la mira

Rafael Fernandez de Lara Mateos

ISBN: 978-84-686-3145-5

Formato: Tapa blanda– 198 Págs

Editorial: Bubok

En la actualidad, el secuestro ha sido una realidad comprometida para la comunidad, y que a los que la suerte les ha girado la espalda, se han visto obligados a sufrir situaciones de angustia por el abuso de unos malvados, que al seno familiar le arrancan a sus seres más amados, entrando las víctimas involuntarias a una especie de tunel descuidado por la luz; para convertirse en un transitar gélido y dudoso.

"En la mira" es el relato de un empresario llamado Alfonso, que en una tarde concreta, la vuelta al hogar se convirtió en la peor pesadilla hecha realidad que alguna persona pueda experimentar físicamente.

No quiero extenderme demasiado en esta reseña, porque se podría considerar que es meter el dedo en la llaga. Los que me siguen por Twitter sabrán que fue una de mis últimas lecturas del mes de agosto, y aunque me duró apenas un par de días, mi impresión no fue demasiado favorable. Si además tengo en cuenta que ya en su momento había tenido que modificar la sinopsis de la novela (por lo caótica), eso debería haberme dado pistas.

El mayor problema es precisamente ese caos, que se prolonga más allá de la contraportada hasta el texto. A pesar de empezar con un prologo, el resto de la novela está escrito de un tirón, sin separación en capítulos ni espacio para el cambio de personajes. Eso se acaba traduciendo en un cansancio lector importante, ya que no encuentras ninguna pausa lógica donde dejarlo.

Lo que si tengo que reconocer es que se trata de una buena historia, con gancho, que podria haber dado mas de sí en el caso de estar escrita de otro modo. Y ya no solamente me refiero al orden mas evidente, sino a la propia narrativa, que resulta excesivamente recargada para el tema que trata (y no que sea incorrecta, mi mucho menos). Al final, esto se ve en unos diálogos muy forzados, un poco volviendo a la cortesía recargada del siglo XIX.

Hubiera dicho en su momento, con poca o nula meditación, que los pesronajes están mal definidos. Pero realmente, es que están marcados a golpe de descripcion (fulanito era así, así y así) en lugar de plasmarlo con hechos, porque de este modo se corre el riesgo de que queden planos. Por ejemplo, se trata tan poco a la propia secuestrada, que no he sentido empatía por ella en ningun momento.

Por otra parte, me dio la impresión de que la parte intermedia de la novela tiene demasiada extensión. Con estos me refiero a ese lapso en el que narra los motivos del secuestro, ocupando de golpe, casi la mitad de las páginas. Quizá si hubiera estado intercalado (en capítulos, por supuesto) de modo que saltara en el tiempo y los personajes, no hubiera tenido esa sensación.

Para terminar, tengo que reconocer que me ha pasado más veces con autores autopublicados latinoamericanos, donde al final no entiendo si va dirigido a su público o a un aforo hispanohablante más extenso (y estándar en cuanto al lenguaje). Al final, siempre me quedo con la sensación de no ser capaz de valorar la diferencia de cultura y expresiones una vez pasado el charco. Lo siento si ha sido así.

En resumen, a pesar de que la historia que narra merece la pena, necesita bastantes correcciones y una buena reorganización en el texto.